DISFUNCIONES UROGINECOLÓGICAS
DISFUNCIONES UROGINECOLÓGICAS
¿Qué patologías tratamos dentro de la fisioterapia uroginecológica?
Entendemos por incontinencia cualquier escape involuntario. Aunque solo sean unas gotitas. Pueden ocurrir ante un esfuerzo (cuando te ríes o al estornudar) o cuando tengas ganas de hacer pipí y no consigas aguantar hasta llegar al baño. No tienen que ser solo de orina, si no que es frecuente, que también sean escapes de gases o incluso fecales.
A veces nuestro peor enemigo es la vergüenza, porque sabemos que sigue siendo un tema tabú, pero tienes que saber que es importantísimo tratar esos «pequeños escapes» de la forma más inmediata, para que no acaben convirtiéndose en un problema más grave. Aunque no te preocupes, siempre estás a tiempo, porque nunca es tarde para empezar a cuidarte y tener el control de tu cuerpo.
Se llama síndrome de vejiga hiperactiva a la alteración de la fase del llenado vesical, en la que aparece urgencia por ir a orinar, acompañada o no, de escapes de orina. Y sin tener activa ninguna infección del tracto urinario.
¿Cuándo debo pensar que tengo vejiga hiperactiva?
Si tienes ganas de orinar con frecuencia, en general ocho o más veces en un periodo de 24 horas, te despiertas más de dos veces en la noche para orinar (nicturia) o tienes una aparición clara de deseo de miccionar, teniendo mucha dificultad o incapacidad en posponer dicho momento.
Causas:
- Hiperactividad del músculo detrusor, que se encarga del vaciado de la vejiga. Éste tiene contracciones involuntarias, lo que produce la urgencia por ir a orinar.
- Hipersensibilidad vesical, cuando tenemos muchas ganas de orinar, pero vamos al baño y hay muy poco volumen de micción, disminuyendo los volúmenes miccionales.
Tratamiento:
Dentro de la fisioterapia encontramos la electroestimulación transcutánea del nervio tibial posterior, ya que está siendo la más aprobada en recientes estudios. Es una forma de neuromodulación con la que se consigue inhibir el centro de la micción. A esta técnica se le suman modificaciones e intervenciones de tu estilo de vida que te perjudican, entrenamiento vesical, entrenamiento de los músculos del suelo pélvico, entre otras técnicas de fisioterapia.
El prolapso se ha denominado actualmente como la epidemia silenciosa, puesto que es una disfunción del suelo pélvico que las mujeres siguen considerando un tabú y muy pocas hablan de ello. Sin embargo, el prolapso es muy frecuente.
El prolapso ocurre cuando la vejiga, el útero, el recto o el ano, descienden y en su grado de máxima gravedad es incluso posible que salga al exterior de la vagina. En general se siente como una sensación de bola dentro de la vagina o como una pesadez.
Dentro de la fisioterapia existen medidas para aliviar los síntomas. Esto dependerá del grado de este prolapso. La Fisioterapia es tremendamente efectiva cuando hablamos de un grado uno o dos, que son los más leves, porque podemos incluso reducir ese descenso con distintas técnicas. Cuando hay un grado tres o un grado cuatro, la intervención quirúrgica va a ser necesaria, pero la fisioterapia nos puede ayudar tanto antes como después de la intervención quirúrgica.
El estreñimiento es uno de los peores enemigos del suelo pélvico. Las mujeres con estreñimiento tienen más probabilidades de padecer alguna disfunción pélvica.
En la anatomía femenina, el recto se localiza detrás de la vagina; cuando tenemos heces acumuladas en el canal rectal, agregamos más peso a las paredes vaginales, lo que hace que se debilite esta musculatura. Otro factor, es la fuerza que realizamos para expulsar las heces; normalmente la hacemos sin soltar el aire y en una postura inadecuada, lo que aumenta la presión intraabdominal, debilitando estos músculos.
Por ello es importante evaluar la musculatura de la pelvis, tanto la superficial como la más profunda, mejorar su estado y adquirir buenos hábitos tanto para evitar el estreñimiento como para no lesionar el suelo pélvico al padecerlo. De hecho, en ocasiones podemos mejorarlo, devolviendo la normalidad a esta musculatura.
Cesáreas, histerectomías, cirugía de prolapsos, cicatrices perineales como consecuencia de episiotomía y desgarros…
Por mucho que se normalice, tener dolores menstruales no es normal. Puede ser signo de una disfunción pélvica o una enfermedad peor.
¿Qué tratamientos utilizamos?
En el ámbito de la fisioterapia disponemos de varios recursos como la terapia manual, la electroterapia y varias técnicas de ejercicios que consiguen una mejora importante de los síntomas desde el comienzo del tratamiento.
Entrevista
Lo primero que realizamos es una entrevista donde nos cuentas tu caso, detallando tus hábitos y síntomas.
Examen Físico
Después realizamos una valoración física de tu postura y del estado de tu musculatura, incluyendo el suelo pélvico, el abdomen y todo el cuerpo en general. Además de valorar tu patrón respiratorio, tan importante en este tipo de patologías. Para evaluar el suelo pélvico realizamos dos tipo de valoraciones:
Valoración Manual
Consiste en la realización de varias pruebas mientras realizamos una exploración vaginal para evaluar las características del tejido, la fuerza del suelo pélvico y el dolor de la paciente.
Valoración con Electromiografía
Con ayuda de un electrodo vaginal y un electromiograma, recogemos datos de la capacidad de la paciente para contraer y relajar los músculos del suelo pélvico, durante cuánto tiempo, a qué intensidad, entre otros parámetros, todos ellos muy importantes para una correcta valoración y posterior plan de tratamiento más eficaz.
Programa de entrenamiento
Una vez completada la valoración, establecemos un programa de tratamiento que combina terapia manual, para devolver la funcionalidad a las estructuras implicadas y un plan de entrenamiento físico que nos va a ayudar a recuperar nuestro cuerpo y nuestra calidad de vida.
Este entrenamiento al inicio será exclusivamente individual para adaptarlo a tu estado personal y conforme vaya mejorando puede combinarse con nuestras clases grupales (enlace), que te ayudaran a mantener la normalidad. Estarás siempre guiada y en continua revisión hasta el final del tratamiento.
La evolución del tratamiento dependerá en gran medida de tu nivel de compromiso porque, por lo general, es indispensable un cambio de hábitos y complementar lo que hacemos con trabajo en casa.